martes, 1 de septiembre de 2009

EL VAPOR LIMPIA LAS IMPUREZAS DE LA PIEL



El ambiente húmedo facilita la secreción y la expectoración, por lo que en pacientes, como por ejemplo los asmáticos, resulta beneficioso». González matiza que «el ambiente cálido de la sauna es un discreto broncodilatador, pero en enfermos bronquíticos severos, el calor seco no está recomendado». Lo ideal sería, según matiza González, que la humedad del ambiente oscilara entre el 50 y el 60 por ciento durante todo el día. En cuanto a la asiduidad, apunta que «no es una solución práctica acudir de forma muy habitual a este tipo de lugares». Y es que resulta más beneficioso tener un humidificador en el hogar. Esa humedad también es, según rezan las reglas del «Wellness», muy buena para piel, aunque no todos los profesionales corroboran este hecho.
Pese a que se supone que el calor seco se encarga de activar la circulación de la piel y de obtener así un óptimo suministro de oxígeno, el presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología, Julián Conejo Mir, explica que «el sudar mucho y la sobrehidratación posterior dan un aspecto saludable, pero esos cambios son temporales, porque tras cinco horas la capa córnea de la piel elimina ese agua y vuelve a la normalidad». Por no hablar «de la patología propia de los spas, la foliculitis por pseudomonas (inflamación de los folículos pilosos de la piel)», señala Conejo Mir. Y es que esta clase de servicios no son la panacea, y menos por sí solos. Ante la afirmación de que una sesión de sauna dilata los poros para eliminar las impurezas y las toxinas, este especialista especifica que «no es cierto, ni mucho menos. Se fuerza el riñón y hace que este órgano funcione un poco mejor, lo que resulta beneficioso porque hace que mejore la filtración y se reponga el equilibrio electrolítico. Pero la piel no rejuvenece ni mejora, salvo que, a parte, se apliquen mascarillas que hacen un «peeling» y arrastran las impurezas de las capas superficiales de la piel»

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